La Biodanza es un sistema de desarrollo personal que utiliza como herramientas la música, el movimiento, la voz y el silencio. A través de estas herramientas conseguimos conectarnos con el momento presente, desconectar del pensar y comenzar a ser conscientes de lo que sentimos. De esta manera las emociones que surgen de la música y el movimiento aumentan nuestro autoconocimiento. Si quieres saber más, pulsa aquí.

La Biodanza está dirigida a cualquier persona adulta, sin límite de edad. También hay profesionales que están especializados en clases de Biodanza para niños.

La Biodanza no se puede considerar ejercicio físico. Cualquier persona puede practicarla ya que los movimientos que se proponen no son exigentes y, además, siempre se busca la autoregulación, es decir, cada persona se escucha y marca sus limites de movimiento.

Entre otros beneficios podemos citar:

• Mejora el ánimo, produciendo una mayor sensación de alegría.Bailar en grupo se relaciona con los receptores de serotonina 5HT, que se comunican con la parte del cerebro asociada con el humor.
• Reduce el estrés: En la primera parte de la sesión los ejercicios activan el sistema simpático mientras que en la segunda parte de la clase se activa el sistema para-simpático .De esta forma, la Biodanza ayuda a regular el sistema nervioso autónomo (neuro-vegetativo).
• Aumenta significativamente la sensibilidad al ponernos en contacto con ella no sólo a nivel musical sino también vivencial.
• Incentiva la inteligencia emocional porque la Biodanza sirve como fuente de aprendizaje emocional, y promueve el equilibrio de las emociones que sentimos, integrándolas. 
• Mejora las relaciones interpersonales, al incrementar la capacidad de vincularnos con los demás con la mirada, el gesto y el movimiento.
• Algunos estudios indican que la práctica de la Biodanza también mejora el sistema inmunológico.

La clase de Biodanza suele tener una duración de hora y media. Se empieza con lo que llamamos un “relato de vivencia”, es decir, un breve espacio en el que los participantes pueden comentar cómo se sienten, cómo fue la clase anterior… Después se proponen entre doce y quince ejercicios en los que se trabajan algunas de las  categorías de movimiento. A lo largo de la clase vamos pasando de ejercicios más activos a otros mucho más suaves en los que vamos ralentizando el movimiento llegando, incluso, a ejercicios sin movimiento. Buscamos pasar de un estado alerta, de vigilia ( sistema simpático) a un estado de regresión (sistema parasimpático) para obtener también los beneficios de un estado de calma y relajación.

La música que se utiliza en las clases es de lo más variada, yendo desde piezas de música clásica a jazz, pop o rock. La música con la que se trabaja en clase ha sido cuidadosamente seleccionada para permitirnos conectar con las emociones que se plantean en cada uno de los ejercicios.

La aportación para asistir a las clases y talleres que imparto es voluntaria, habiendo un mínimo de aportación para cubrir los gastos de sala y la gestión de la actividad.

Las clases, de hora y media, tienen periodicidad semanal y se prolongan a lo largo de todo el curso lectivo.

Los talleres son esporádicos e intensivos (tienen una duración de medio dia, un día o todo el fin de semana).