La categoría de movimiento que asociamos en Biodanza con el elemento tierra es el ritmo. 

El ritmo corresponde a las pulsaciones básicas de la vida: sístole/diástole, inspiración/expiración, contracción/expansión etc. Todo en el Universo tiene ritmo. En nosotros habita el ritmo de la respiración, el del corazón… Sabías que desde los seis meses de gestación ya está presente en el feto el latido de su corazón?… Por eso todos tenemos ritmo, aunque a veces nos sintamos desconectados del mismo. 

El ritmo también está relacionado con la entrega, con dejar de controlar y dejarnos llevar con la confianza de que formamos parte de un todo, de algo que trasciende nuestra individualidad y nos permite soltar y relajarnos. 

Bailar la tierra nos conecta con lo más primitivo, con lo tribal, con el instinto. Este elemento es necesario en nuestra vida para poder materializar y concretar nuestros sueños. La constancia, marcada por el ritmo, es necesaria para seguir adelante con nuestros proyectos, para no desfallecer en el camino y mantenernos firmes en nuestro propósito. 

En Biodanza bailamos distintos tipos de tierra. La tierra fecunda, la celebrada, la majestuosa… porque podemos disfrutar con el recorrido entregados a realizar lo que nos dice nuestro corazón, apoyados en nuestra coherencia y elevados por el impulso de nuestros sueños para después celebrar los dulces frutos de la cosecha.

«Ritmo, materia, solidez, presencia.
Tierra mujer, Tierra madre.
Furia salvaje de los terremotos,
Tierra delicada y generosa
en los frutos que da.
Reino de la serpiente,
suelo de nuestro caminar.
Ablandada por el Agua,
inseminada por el Aire,
abrasada y renovada por el Fuego
serás siempre Tierra
la base de nuestro hogar.»

                                 Vitor Lemelle